jueves, 15 de mayo de 2014

Memorias

La brisa en la ventana y los ojos puestos en la pequeña luna plateada que brilla a lo lejos, como buscando un resquicio de su rostro ya lejano, sus ojos firmes y duros como sus palabras, y sus manos llenas de arrugas, de esas cicatrices de la edad, rebosadas de sabiduría, ansiosas de ser escuchadas, tajantes y enérgicas.


Su mirada que podía hacer temblar un corazón desprovisto, su cabello plateado como esa luna que contemplo en las noches, lleno de misterios, de mágicas historias salidas de los libros que sostuvo cada día de su vida en sus manos, no fue fácil dirigir una mirada o una palabra frente a el pero se que trate y que en el corazón el sabía que no quería que partiera aún.


Quisiera haber tenido un poco más de tiempo y paciencia para escuchar y tomar su mano, recuerdo su voz como una tormenta que lograba paralizar mis sentidos, pero no cambiaría ni un segundo almacenado en mi memoria junto a el.


Claudia Calderón Ruiz


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